Soy Darío González, fisioterapeuta en activo desde 2003. Estudié Fisioterapia en la UCM, y desde entonces llevo ejerciendo esta profesión, esforzándome en mejorar las capacidades que en un fisioterapeuta llevan a ofrecer la mejor atención que los pacientes requieren:
- Capacidad de diagnóstico fisioterápico y planteamiento de los problemas. Pensad en un problema matemático. Si el planteamiento y el primer paso no son correctos, por mucho que el resto de operaciones se realicen de manera acertada, no se va a llegar a una correcta solución. Sirva como ejemplo esto para entender cómo funciona el cuerpo. Previamente al tratamiento, es importante poner bien las cartas sobre la mesa para tomar las decisiones adecuadas respecto a la situación, la manera de abordarla, y el tratamiento a aplicar.
- Toma de decisiones y ejecución. Una buena formación permite enfrentarse a cada caso con el enfoque que mejor se ajuste al mismo. Y, además, ¿quién concibe la Fisioterapia si el profesional no utiliza adecuadamente esa herramienta que son sus manos? Elegir la técnica más adecuada, y aplicarla con las mejores aptitudes de tratamiento, suponen marcar la distancia que separa un desempeño normal de uno excelente en un fisio.
- Capacidad didáctica y pedagógica. El trabajo de un fisioterapeuta puede ser muy útil, pero al fisio se va ocasionalmente. O aunque sea frecuentemente, el paciente convive con su propio cuerpo día tras día. Es crucial ofrecer información pertinente e importante, explicar qué se debe hacer y qué se debe evitar. Y no solo los qués sino también los porqués, involucrando a quien se atiende en su mejoría y haciéndole partícipe de ella.
- Ética y profesionalidad. Ser fisioterapeuta no es tratar por tratar. Hay ocasiones en que, con una valoración fisioterápica, no recabamos la información necesaria o suficiente para poder identificar por nuestros propios medios qué le puede estar ocurriendo a un paciente. Es competencia médica el diagnóstico por imagen, por ejemplo. Cuando se considere oportuno, es imprescindible derivar al profesional sanitario pertinente para profundizar en la labor diagnóstica del caso con anterioridad al inicio de ningún tratamiento por nuestra parte. Lo mismo, cuando (lo que por desgracia al mejor profesional le ocurre) hay pacientes que no mejoran como esperaríamos. No por insistir, la mejoría va a terminar llegando.
- Calidad humana. Tratamos personas, no cuerpos. No todo el mundo tiene las mismas expectativas de qué es lo que se espera del profesional cuando acude a un fisioterapeuta. Es necesario generar un vínculo, confianza, hacer al paciente sentirse cómodo. En definitiva, ajustarse y acompasarse bien a quien tienes delante y a cada momento, ya que no todos los momentos son iguales. Unas óptimas habilidades comunicacionales y de trato son en ocasiones tan importantes o más que las aptitudes terapéuticas. Tener claro eso me llevó a ampliar mi formación con la carrera universitaria de Psicología.
Con todo ello, se puede esbozar una imagen de cómo trabajo y de qué manera me esfuerzo por ayudar. Si quieres saber más o preguntarme cualquier cuestión más concreta, contáctame sin compromiso a través de cualquiera de los medios disponibles.
Darío González Jiménez